Por Robert Vargas / Del Director de Ciudadoriental.org
Santo Domingo.- Cualquier día de estos, le meterán una bala en la cabeza al periodista y regidor Johnny Alberto Salazar y, desde ese día, ingresará a la lista de "mártires de la prensa" y colocarán una foto suya en la galería que hay en el Colegio Dominicano de Periodistas.
Eso sucederá, si la sociedad permite que ocurra, y no hay porqué dudar que así sea.
Salazar es un verdadero emprendedor, que ama a su natal Nagua, y que anda de la mano para todas partes con el padre Rogelio Cruz.
Hace un tipo de periodismo dinámico, intrépido, independiente, agresivo y responsable en la emisora Vida FM y en su portal vidadominicana.com.
Lo he tratado desde hace casi 20 años. Es un tipo de extremada sensibilidad humana, juguetón con sus amigos, cariñoso e incansable.
Lo conocí por allá, en 1991, poco después de que Irving Pérez, el hijo del general Enrique Pérez y Pérez me cancelara de Radio Central, donde hacíamos el noticiario Cadena de Noticias.
Trabajaba yo en el Servicio Informativo Universal, que dirigía Saúl Pimentel, en Radio Universal, que entonces pertenecía a Héctor José Torres.
Johnny, en Nagua, junto a otras personas del noreste, dirigía aquella revista La Muralla, en la que años después Narcisazo escribía el artículo que lo llevó a la muerte.
El tipo de periodismo que hacía en su pueblo natal no fue del agrado de algunos sectores y Johnny se vio obligado a escapar a Santo Domingo para evitar ser asesinado.
Creyó que le sería fácil conseguir trabajo en la capital. No fue así. La única oferta decente que tuvo a manos se la hizo Julito Hazim, quien, con el paso del tiempo, se convirtió en su mentor.
Johnny no quería ir a trabajar con "ese burgués", y yo lo convencí de que debía hacerlo. Pero esa es otra historia.
Con el paso del tiempo, Johnny adquirió mucho más experiencia y se hizo un veterano.
De la mano de Julito Hazim comenzó a viajar a otros países, incluso Taiwán.
Estuvimos juntos en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York y aquí, en el país corrimos algunos riesgos.
En pocas palabras, lo conozco a él y a sus intenciones. Es una persona íntegra.
Un día, cansado de estar en la capital, volvió su mirada a Nagua, hacia donde regresó y logró instalar una emisora, cuya frecuencia después se la arrebató Chú Mercedes.
Pasados los años, obtuvo otra frecuencia desde la cual transmite su emisora Viva FM.
Cuando yo publicaba a Ciudad Oriental impreso, en cuatro páginas blanco y negro, él hizo lo mismo en Nagua. La gente esperaba ese periódico con entusiasmo.
Su emisora progresó y, de mi mano, llegó a la red, donde instaló su portal vidacominicana.com y un blog. Así, Johnny Alberto Salazar, quien es profundamente amado en mi hogar, aumentó su influencia en Nagua, donde anda junto al sacerdote Rogelio Cruz y su movimiento Se Puede.
Tan popular es que postuló como candidato a regidor en la alcaldía de Nagua y ganó.
Cuatro regidores tiene el PLD, cuatro el PRD y uno él Se Puede.
Lo hicieron en base a una alianza con el PRSD, de Hatuey Decamps.
A poco de juramentarse como concejal, quería renunciar. De alguna manera yo intervine para que no se atreviera a tanto.
Decidió asumir el reto, sin pensar en el dinero que ganaría como regidor. No lo necesita, como empresario de la radio gana mucho más.
La mitad de su sueldo lo obsequia a personas de bajos recursos y la otra parte la invierte en aportes a grupos comunitarios, deportivos y a personas enfermas.
En la alcaldía se ha opuesto a nuevas y desorbitantes subidas de sueldos de los concejales y ha adelanta iniciativas que han irritado a sus colegas, porque les limitarían el sangramiento de las finanzas públicas. Es difícil ser honesto en medio de tanta podredumbre.
Junto con todo esto, Johnny mantiene una continua campaña de denuncias contra la criminalidad, la corrupción y la delincuencia, que protagonizan pandilleros y funcionarios.
Su mayor "crímen" ha sido reclamar en su emisora que las autoridades actúen con energía contra los criminales, pandilleros y narcotraficantes que abundan en Nagua.
Tantas cosas, en un pueblo tan chico, es demasiado.
En algún momento, uno que otro pandillero ha ido a su emisora a tratar de incendiarla. Otros han ido a su casa a atacarle.
La gente lo ha defendido de los pandilleros y criminales.
Ahora, esos criminales delincuentes están a la ofensiva y se han combinado con sectores políticos para tratar de expulsarlo del cargo de concejal amparados en que contra él pesa una denuncia por supuesta difamación.
Los pandilleros y políticos corruptos creen que, en medio del desgarrador aumento de la criminalidad en la República Dominicana, ha llegado el momento de acabar con este periodista y regidor de Nagua.
Algunos planearían asesinarlo físicamente y otros, aniquilarlo políticamente. Lo interesante de esto es que hay un cordón visible que une a los implicados en la conjura.
Las autoridades deben evitar que la sangre de Johnny manche la tierra de la RD y los partidos implicados juntos con los criminales en las acciones perversas contra este regidor, deben pensar que podrían pagar un precio muy caro sí admiten que los suyos se involucren en una aventura tan descabellada como la que el propio Johnny y el general Rafael Pércival Peña dieron a conocer ayer en el Colegio Dominicano de Periodistas.
Urge contener y desarticular esta conjura multifacética y criminal contra Johnny Alberto Salazar, quien no está solo.
Ayer, estuvo en la sede del Colegio Dominicano de Periodistas, donde fue dada la voz de alarma respecto de lo que ocurre.
La solidaridad no se hizo esperar.
Johnny no debe ser dejado solo a manos de los delincuentes de todo tipo. Johnny no debe ser asesinado y está en el deber de continuar en sus funciones de regidor.
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La vida de Jhonny Alberto Salazar, periodista y regidor, está en peligro
septiembre 14, 2011
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