Sería interesante ver a Margarita "grajearse" con la gente de los barrios miserables

Vida
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Por Robert Vargas

Aquel día recibimos en Ciudad Oriental una llamada telefónica: -"Murió la maquillista de Doña Margarita", se le escuchó decir a la voz desde el otro lado del teléfono.

-"¿Y?", preguntamos. -

"Es que la están velando en la funeraria Blandino en el Ensanche Ozama y Doña Margarita llegará en cualquier momento", precisó nuestro amigo. -Ok. Gracias", le dije.

A seguidas, miré a Julio Benzant, que estaba a mi lado, y le dije:

-"Murió la maquillista de la esposa del Presidente.

El cadáver lo están velando en la funeraria Blandino de la Sabana Larga. Era de aquí, de santo Domingo Este". Nada más.

No era necesario decir algo más. Benzant entendió el mensaje. Tomó su cámara de foto-video digital y partió hacia la funeraria.

Llegó primero que la Primera Dama, pero después que la seguridad de esta.

Buscó un lugar clave desde dónde hacer tomas en vídeo y fotografías, por donde se suponía que ella legaría.

Era un acontecimiento luctuoso con la presencia de la Primera Dama, que no todos los días viene a Santo Domingo Este.

De repente, los miembros de la seguridad, con su despliegue característico, comenzaron a moverse y a dar órdenes. -"¡Quítese de ahí!", le dijeron a un doliente que estaba en otro velatorio y se detuvo a observar el movimiento.

Benzant estaba allí. Cuando Doña Margarita llegó, Benzant, preparó su cámara, le levantó y solo llegóa tomar una foto. Solo una.

De inmediato se le puso en el camino un corpulento miembro de la seguridad, que le advirtió en tono imperativo:

-"¡Apague esa cámara! ¡Usted no puede tomar fotos!.

Se lo dijo con tono y cara de pocos amigos. Benzant, que era el único periodista presente, entendió el mensaje: -"Si no dejas de grabar te parto el alma".

Ya una vez lo hicieron los guardias que tenía un ex sindico en Santo Domingo Norte.

Benzant sabe que "después del palo dao´, ni Dios lo quita".

Por eso no insistió, en ese momento, en hacer más videos ni en tomar fotos. Aún así, permaneció en la funeraria.

La seguridad de la Primera Dama le asignó uno de sus guardias para que lo siguiera a todas partes.

Benzant entendió aún mejor y decidió marcharse.

Eso fue lo mejor.

Por ese incidente, si nos invitan a un acto en el que esté presente la Primera Dama, Ciudad Oriental no asiste porque no nos arriesgraremos a que nos maltraten ni que nos humillen.

Es por esto que decimos que sería interesante ver a la Primera Dama "grajearse", buscando votos entre los callejones y en salores casi oscuros, entre tigueres de barrios, entre "picapicas"; entre personas que quieran tocarla.

Tal como hacen todos los candidatos. Es más, sería interesante verla sometida a una batería de preguntas por periodistas no complacientes ni de su Despacho.

Nos gustaría verla, como hemos visto a Rafael Alburquerque, a Danilo Medina, a José Tomás Pérez, a Miguel Vargas, a Hipólito Mejía y a muchísimos otros metidos en esos barrios buscando votos hasta debajo de los calderos.

¿Cómo resolverán el asunto? No es lo mismo trabajar desde el DPD, que en los barrios y con periodistas independientes, no dependientes de su despacho, que no tienen porqué andar cubriéndole faltas.

Si un día viene en campaña a Santo Domingo Este, trataremos de ir a cubrir su actividad, con cautela, claro porque, aunque ella ríe muy bonito, sus guardias de seguridad tienen un comportamiento brutal.

Veremos si así puede ganar votos. Además, con ella hay un problema: no conoce a los dirigentes de base de su propio partido.

Y, por tanto, a lo mejor ni le interesa la prensa local y desconoce la importancia de esta.

Nos gustaría verla como hemos visto a Juancito cuando lo besan viejas con las ropas raídas y borrachos que le gritan ¡Juancito, mi pana! ¡Dame pa´una fría! O cuando se le lanzan encima a la senadora Cristina Lizardo.

Habría que verla en acción, será todo un espectáculo.

Nos morimos de ganas por verla en acción.

Para ver cómo reaccionará donde hay grajo, de verdad.

Los políticos expertos en buscar votos saben muy bien a lo que nos referimos.

En las calles y los callejones no hay glamour, eso es otra cosa, es realidad pura y simple. Claro, a menos que ella piense conseguir votos solo con publicidad.

Si es así, que se despida del Palacio Presidencial.

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