Johnny Alberto SalazarNAGUA.-Para Noche Buena, Navidad, Año Nuevo o cualquier otra fecha de esta naturaleza, por años he recibido docenas de invitaciones para participar en banquetes en donde los ricos tienen de todo, hasta para botar.
A estas actividades no me gusta asistir porque en cambio he preferido tomar esos momentitos para pasármela con alguna de esas personas que nacieron o por razones múltiples tienen problemas físicos motores.
Me he sentido mejor cuando mi pedazo de pan lo comparto con un ciego, un impedido físico, un enfermo.
Este 24 de diciembre del 2010 convide al ingeniero Napole Jiminian y a algunos de sus seguidores.
Le dije que junto a mi familia nos iríamos a la casa de Elisabeth López (LINA), una joven brillante a pesar de estar ciega.
A Napole Jiminian, le gusto la idea y nos encontramos a la hora prevista 8:30 de la noche en la humilde casita de Lina, quien comparte su vida con su marido de nombre Rey, quien también es ciego.
Rey, no se encontraba porque decidió visitar su familia en la comunidad de Castillo, provincia Duarte.
Lina hizo una oración y pidió a Dios bendecir los alimentos.
Les dijimos que para nosotros ella era muy importante, tanto así que cuando conformamos la boleta para participar en las elecciones del pasado 16 de mayo, la colocamos en la misma para que representara y trabajara a favor, especialmente del sector al que pertenece.
Les explicamos que en la regiduría que ganamos pusimos en práctica la recuperación de 25 pesos para devolvérselo al pueblo.
Les entregamos bonos por valor de 3,500.00 pesos para comprar artículos comestibles en el Súper Colmado El Legal, de la calle Prolongación Mella y otro bono por valor de 1,500.00, para comprar carne en la Carnicería El Filete de la calle Sánchez.
También les explicamos que los 20 mil restante lo entregaríamos a otras personas necesitadas.
Cuando a Lina le toco hablar, agradeció el gesto de solidaridad y de inmediato sorprendió a todos diciendo que compartiría lo que le han entregado con cinco amigos ciego que tiene.
Es que como dice el Padre Rogelio Cruz, es tiempo de globalizar la solidaridad.
