OPINION: Día de la tierra: Mas que celebrar debemos lamentar

Vida
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Por Maritza Reynoso Santos

Si evaluamos que desde el 22 de abril de 1970 se puso en marcha la iniciativa de celebración del Día de la Tierra y que fue el 1990 cuando se internacionalizo, podríamos concluir que motivos para celebrar tenemos muy pocos.

Han pasado varias décadas y en gran medida esta bien comprobado que los países que se “dan el lujo” de hacer grandes cumbres para celebrar, son los únicos culpables del progresivo deterioro del planeta.

El calentamiento global resume la constante agresión que contra el Planeta Tierra han desatado con furia quienes dirigen las grandes naciones.

Imaginar que miles de millones de dólares son gastados en la fabricación de bombas, armas químicas, armas biológicas, explotación desproporcionada de minas, instalación de fabricas de todo tipo sin ningún control ambiental y el poco cumplimiento de las leyes de regulación, se convierten en complicidad de la catástrofe que vivimos.

No es por casualidad que la furia de la naturaleza se han ensañado contra cientos de naciones que han visto morir a millones de personas que a lo largo de tiempo han sido victima de huracanes, tifones, tsunami, granizadas y otros fenómenos que cada año sorprenden hasta a los científicos.

Y que decir de los terremotos y volcanes.

Es triste recordar que en el pasado reciente vimos morir más de 250 mil personas en la vecina republica de Haití producto de un terremoto.

Esta nación, la más pobre del hemisferio también recibió la furia de la naturaleza que con crecidas de ríos y cañadas, también mato a miles.

Estas y otras razones que tenemos justo al lado, nos llevan a concluir que mas que celebrar, debemos lamentarnos a fin de retomar y en consecuencia exigir la aplicación de verdaderas políticas de conservación del la única “nave” con que contamos en el universo, nuestro Planeta Tierra.

Las autoridades dominicanas están obligadas a cumplir con las leyes ambientales y en consecuencia dejar de ser complacientes con empresarios y compañías extranjeras que solo tienen como interés saciar su sed de dinero, aunque de por medio se hunda la isla.

Es el caso de las pretensiones de instalar una fábrica de cemento en el Parque Nacional de Los Haitises y el irreparable daño promovida por la compañía canadiense, la Barrick Gold.

Ayudando a salvar al país, los dominicanos asumidos el compromiso de ayudar a salvar el planeta.

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