Por Robert Vargas
Ciudadoriental.com
Pabellón de Máxima Seguridad, Cárcel de Najayo.-Cuando a Edward Mayobanex Rodríguez Montero lo arrestaron, los oficiales a cargo de la misión cometieron un solo y grave error: lo arrestaron, no lo mataron.
Si a Rodriguez Montero lo hubieran asesinado en "un intercambio de disparos", es posible que ya el sonado "Caso Paya" estuviera camino del olvido, porque él y solo él, ya cadáver, sería el único "culpable" de haber matado a los siete "colombianos" en en una apartada zona rural del Sur del país.
Y, como se sabe, los muertos no hablan. Aunque los parientes griten y pataleen, los muertos, muertos son.
Ese es el criterio que tiene el ex oficial de la Marina de Guerra, imputado como el presunto ejecutor de la matanza de Paya, por la que está acusado junto a otras 24 personas, entre ellas civiles y militares.
Un año después del horrendo crimen, Rodriguez Montero sigue clamando por su inocencia y urge a fiscales y jueces que se den prisa para poder demostrar que no es cierto que sea el carnicero que dicen la Fiscalía, la Policía y que ha divulgado profusamente la prensa en base a datos en ningún caso confirmados suministrados por los "investigadores".
-"Yo no le temo a la justicia, yo le tengo miedo a la injusticia", dice Rodriguez Montero a Ciudadoriental.com con calma absoluta, pero con una mirada que refleja cierto nerviosismo por la incertidumbre de un proceso complejo que ha sido puesto en las manos de un juez de paz, sin experiencia para un caso tan grueso.
Allá, en la calle Cuatro de Agosto de Los Mina, donde creció, todos lo recuerdan como "el muchacho" que desde muy chico vestía con pulcritud. Incluso cuando hizo algunos estudios en el Colegio San Vicente de Paúl y en la Escuela Rafael de la Rosa Lara.
Su pelo natural tiene ese extraño tinte casi color "locrio" que llama tanto la atención y que, de tiempo en tiempo, se tiñe de negro para ser "normal".
Cuando lo arrestaron en el Aeropuerto La Unión, el pelo le había crecido y se mostraba con toda su brillantéz con un poco más de tinte artificial,
-"Ese es el color de mis cabellos y las barbas, cuando me las dejo crecer, toman un color "colorao", dice Rodriguez Montero, mientras deja resbalar sus recuerdos a sus añoz mozos cuando alguien le gritaba "caco e´locrio".
Es curioso, la noche del cuatro de agosto del año 2008 fue que ocurrió la matanza de Paya. La calle donde se crió Rodriguez Montero, junto a sus hermanas y hermanos, todos larguiruchos y flacos, como el papá y la mamá, también se llama así "Cuatro de agosto", que recuerda la fecha de fundación de la ciudad de Santo Domingo.
-"¿Dónde estabas tú esa noche, cuando mataron a los colombianos?", le pregunta Ciudadoriental.com queriendo conocer su coartada.
-"Yo estaba en la calle Cuatro de Agosto, jugando dómino. Esa noche había una fiesta y se prolongó algún tiempo", dice.
Puede que sea un argumento para defenderse y evitar una condena de 30 años de prisión.
-"¿Cómo puedes tú demostrar que estabas en ese lugar tan distante de playa Villeya, donde ocurrió la matanza, a esa hora?", insistimos.
Sonríe. Se siente seguro. Al menos, esa es la impresión que da. Y la refuerza con una afirmación simple y mostrando unos documentos demoledores:
-"Nosotros le presentamos al tribunal 150 firmas de personas del barrio que dan testimonio de que esa noche, la noche de la matanza, yo estaba en la calle Cuatro de Agosto, en la celebración".
Y ahí salen a relucir nombres de presidentes de Juntas de Vecinos, el de un popular sacerdote católico del barrio, el de un obispo de una iglesia cercana y otros nombres de dirigentes deportivos que "dan testimonio de que yo participaba en la fiesta la noche del cuatro de agosto".
En este punto, quedalaro que alguien está mintiendo en forma descarada.
Mienten los fiscales investigadores o mienten los 150 vecinos, el sacerdote y el obispo que se atrevieron a firmar el documento diciendo que dan constancia de que Rodriguez Montero la noche del cuatro de Agosto, participaba de la fiesta del Cuatro de Agosto, en la calle de ese mismo nombre.
Algo aquí huele raro. Muy raro.
-"El tribunal no ha querido prestar atención a esos testimonios y yo creo que soy un preso de los verdaderos asesinos y, en cierta forma, de la manipulación que han hecho en los medios de comunicación con este caso".
Está conciente que, a través de la prensa, ha sido presentado como un carnicero que, fríamente, "ejecutó" a los siete colombianos.
-"Ellos( la policía) me pusieron a correr para justificar mi asesinato y así encumbrir a los verdaderos asesinos", dice Rodriguez Montero recordando los dos meses que estuvo preso entre el Palacio de la Policía, la Secretaría de las Fuerzas Armadas y la Marina de Guerra antes de que, sorpresivamente, lo declararan "prófugo".
-"En ese juego participó hasta el vocero de la Policía, el coronel Nelson Rosario, quien dijo en una rueda de prensa que yo lo había llamado y le había dicho que ni muerto me entregaba y que yo andaba fuertemente armado.
El sabía que eso era mentira, pero al decirlo así a la prensa la gente podía creerle. Nelson Rosario, ese mentiroso, tendrá que demostrarme que yo lo llamé por teléfono, tendrá que decir en los tribunales de cuál número yo lo llamé y tendrá que mostrar la grabación de lo que supuestamente yo le dije.
El sabe que todo es mentira y fue parte del plan para matarme", explica Rodriguez Montero.
Agrega que "yo me sorprendií al ver en la televisión la noticia cuando dijeron yo estaba prófugo, sabiendo ellos que yo estaba en mi casa, con mi familia después que me tuvieron dos meses presos sin acusarme de nada y me soltaron".
-"Por eso fue que me escondí, porque me di cuenta de qué era lo que estaba ocurriendo. Ellos habían planeado asesinarme y por eso corrí para salvar mi vida. Por eso intenté irme del país.
¿Qué otra cosa podía hacer? Todo obra para bien, yo me alegro de que no pude irme porque si lo hubiera hecho, hoy no podría defenderme y demostrar las mentiras y conspiraciones de que he sido víctima. Si me hubiera ido ellos estarían actuando a sus anchas, pero ahora tendrán que demostrar en los tribunales que yo soy culpable", insiste en el ex oficial.
Recuerda que el día que lo arrestaron, un mayor de apellido Mejía, que actuó en el operativo de captura, le confirmó que la orden que existía era la de asesinarlo tan pronto lo encontraran.
-"Comando, Usted es un salami", le habría dicho el mayor Mejía.
Y Rodriguez Montero, conocedor del lenguaje de los policías y militares sabía lo que eso significaba. Había tenido suerte de que la detención se produjera delante de un gran público, en el aeropuerto de Puerto Plata, sin armas.
En un rincón del vehículo en que era trasladado, ya preso, estaba la pistola y la cocaína que le sería colocada como "prueba" de que era "un narcotraficante" y que murió "en un intercambio de disparos".
Narra que "yo me di cuenta que el plan era matarme allí mismo porque el mayor Sánchez Pérez le decía a un superior, por teléfono, ´es que ya no se puede, mucha gente lo vio vivo y está esposado, ya no se puede".
Está convencido de que alguien, del otro lado del teléfono, insistía en dar la orden de que lo mataran.
En una conversación anterior con Ciudadoriental.com había mostrado su extrañeza de que el general Bencosme Candelier, en persona, fuera a buscarlo a Puerto Plata y que lo mirara continuamente "de arriba a abajo con mirada de furia".
-"Yo no se porqué estaba molesto", explica.
Hoy, un año después de que iniciara el drama tras la matanza de Paya, sigue convencido de que es víctima de una conspiración para culparlo de "algo con lo que yo no tengo nada que ver".
Buscando en su memoria, vuelve y narra todo desde el principio todo lo acontecido.
Quiere que su verdad sea escuchada y habla de sus miedos, de sus temores, del terror que siente de solo pensar que a sus hijos lo puedan asesinar o hacer algún daño.
-"Una vez, cuando el mayor Sánchez Pérez quería que yo me declarara culpable, me amenazaba mostrándome las fotos de mis hijos que se llevaron de mi casa. ¿Para qué tenía que mostrarme esas fotos de mis hijos si no era para amenazarme?", precisa.
Está convencido de que podrá demostrar su inocencia en los tribunales, pero tiene miedo no a la justicia, sino a la injusticia que cree se planea cometer en su contra.
Entonces vuelve a agarrar entre sus manos el expediente, que se sabe de memoria, palabra por palabra.
-"Me acusan de que yo maté a esas personas, pero no hay ninguna prueba.
Los cadáveres no son pruebas que me incriminen. Yo no maté a nadie, yo nunca he matado a nadie.
Si yo los maté ¿Con cuál arma? Mencionan el fusil, pero el cañón del fusil que muestran no tiene mis huellas, que la busquen. Las personas que pusieron a idenificarme han confirmado que no me conocen. Entonces ¿Qué tienen en mi contra? Nada, solo las palabras de ellos y la fama de matón que me han dado en la prensa".
Edward Mayobanex sigue recordando y fija en su mente detalles que procuran presentarlo como un carnicero para justificar su mantenimiento en prisión.
-"Recuerdo que aquel día que me arrestaron y me llevaban de un lugar a otro, me gritaban ¡Baja la cabeza, baja la cabeza! Decían que era para evitar que alguien me fuera matar.
Los periodistas estaban allí y me fotografiaron caminando con la cabezada hacia abajo, como si yo tratara de ocultar mi rostro.
Caí en su trampa. Por eso, ahora cuando voy al tribunal llevo la cabeza en alto, mostrando mi rostro porque no tengo nada que ocultar.
Y, si los periodistas quieren, que me pregunten lo que quieran, les responderé todo. Yo se que a muchos de ellos los han confudido.
Ellos tienen derecho a conocer mi versión y a conocer que yo no soy un asesino".
-"¿Quién cometió ese crimen tan mosntruoso? Yo no lo se, pero a lo mejor si lo conocen quienes me pusieron a correr para matarme y hasta los mismos fiscales que no saben cómo armar el muñeco, porque les falta un cadáver: el mío", insiste.
-Cuando quede claro que soy inocente, ¿Quién podrá pagar el daño moral y físico que me han hecho?¿Cómo podrán pagar el sufrimiento que han padecido mi papá, mi mamá, mis hermanos? ¿Quién me quitará de encima el estigma de "asesino"? ¿Quién podrá liberar a mi esposa y a mis hijos de tanto dolor?".
El próximo viernes siete de agosto, los 25 imputados de estar relacionados con la matanza de Paya, serán llevados de vuelta ante un tribunal de San Cristobal a la audiencia preliminar que ya ha sido reenviada en varias ocasiones y que ahora está en manos de un juez de paz.
-"Yo lo que quiero es que el juicio se desarrolle para demostrar que soy inocente", puntualiza Edward Mayobanex Rodriguez Montero, el ex teniente de navío desde la celda que ocupa en la cárcel de Najayo.
"El error fue no matarme". Entrevista a Edward Mayobanex Rodriguez Montero, acusado de la matanza de Paya
agosto 05, 2009
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