SAO PAULO.-El canciller de Brasil, Celso Amorim, insistió que Estados Unidos (EE.UU.) y Colombia deben explicar mejor sus negociaciones para la instalación de cinco nuevas bases militares en el país suramericano, pues esto implica la ampliación de la presencia de tropas extranjeras a la región y crea una "situación nueva".
Para el diplomático, Colombia "es un país soberano y tiene derecho a hacer lo que quiera en su territorio, pero se trata de una presencia militar importante en el vecindario", dijo Amorim en una entrevista que publica este domingo el diario brasileño Folha de Sáo Paulo.
Las explicaciones del presidente colombiano, Álvaro Uribe, quien ha dicho que la presencia de los marines estadounidenses supone una "fase mejorada del Plan Colombia" y fortalecerá la lucha contra los grupos irregulares, parece no haber convencido a Celso Amorim, porque consideró que son necesarias "más explicaciones", pues "en la región es importante tener transparencia y claridad y tal vez eso ha faltado".
Otro país que se ha mostrado preocupado por esta situación es Venezuela, cuyo presidente, Hugo Chávez, calificó este mismo domingo la alianza militar colombo - estadounidense, como un peligro para la soberanía y estabilidad de la región .
"De hecho, estas nuevas bases militares constituyen un peligro real y concreto contra la soberanía y la estabilidad de la región suramericana.
Son puntas de lanza del nuevo coloniaje", afirmó Chávez en sus acostumbradas líneas.
El canciller indicó, a modo de ejemplo, que los países vecinos de Colombia podrían "tener garantías formales sobre cómo esas bases serán usadas".
Amorim explicó que "comprende las preocupaciones" de Chávez, ya que "se dice que el blanco (de la cooperación entre Estados Unidos y Colombia) es el narcotráfico, pero al mismo tiempo hay informes en el Congreso estadounidense diciendo que Venezuela sería complaciente con el narcotráfico".
Según Amorim, el asunto de las bases en Colombia se asemeja a lo ocurrido el año pasado, cuando el Gobierno de Estados Unidos decidió reactivar su IV Flota en el Atlántico Sur, a pesar de la resistencia de muchos países latinoamericanos.
"En su momento (en Estados Unidos) reconocieron que hubo errores de comunicación", pues "las justificaciones que dieron fueron todas muy inocentes" y se referían a "ayuda humanitaria al Caribe", dijo.
En el caso particular de Brasil, Amorim subrayó que "preocupa una presencia militar fuerte, cuyo objetivo y capacidad parecen ir mucho más allá de lo que pueda ser la necesidad interna de Colombia".
Amorim disminuyó el tema de la supuesta entrega de armas venezolanas de fabricación sueca a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), algo que calificó como un "episodio" en las relaciones entre ambos países.
"No sabemos cuándo ocurrió ni si ocurrió y, si ocurrió, si fue antes o después de Chávez", y tampoco se sabe "si fueron robadas", indicó el canciller, para quien ese asunto "es sólo un episodio".
Según Amorim, "muchas armas le llegan a las FARC, así como llegan a las favelas de Río de Janeiro", y esa denuncia no supone más que "un episodio de un tamaño pequeñito en comparación con las bases militares" de Estados Unidos.
Precisamente las acusaciones de Bogotá hacia Caracas por este asunto, del cual no ha presentado los supuestos arcenales y se ha limitado a enseñar fotos de archivo y gráficos, ocasionó que Chávez ordenara el congelamiento de las relaciones con el vecino país, la retirada del embajador y la revisión de los acuerdos comerciales y energéticas.